quiero tallarte un verso
en palabras de carne
orillal de ayuno
para verterme en aire todo este frío
del niño de los huesos
el de la madre muerta
ese que fue el viejo-joven
-viejo
que hoy es ya un hombre
sin techo a su desdicha,
de vida fulgurada
sabedlo los culpables
que toda esta mansada referida
tanto muerto sin cama
os va a venir a caer en el haber
del ansia que dispara
temed, temed entonces
los ásperos de dios:
por cada hombre al suelo
se carga un arma
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