En pie sobre mi cuerpo
arqueo el hambre en calma.
Doblado bajo el cosmos,
palpo aquel pan viejo que afilan las señales.
Porque el viento ha traído su razón de sangre;
el aire pajarero me acercó el aroma
de cierta luna antigua a la que puse perro.
Ya no hay fiestas que guardar. Sólo la noche.
En esta caza
soy cuajo de la carne, soy la pieza.
1 comentario:
Leo y releo y ciertamente es un lujo poder hacerlo! y poder decirselo!
Maestro!
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