de nuevo aquí,
blanca llanura.
y si no sé decir, y si
solo el silencio se tiende
sobre tu blanco frío
porque a tal habría de ser,
para el que de oficio camina,
como haber olvidado el paso
y que se quede la tarde sin pintar
fragor, dispendio inútil
enfrente mismo de mi mano muerta
y para qué la vida
entonces
mejor sería
el ir cerrando para siempre
el prieto atado de mis hojas
dar tapa al ato,
y que rebulla y quede,
el grupo de mis voces
en silente guardia
y así apartarme
y quedar mis lebreles
de la voz,
tendidas, en espera.
por si, del lado de la suerte,
a volar llaman.
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