En qué mano apostar el doblón cuerdo
mi redoblado afán
este mísero alborozo.
Cuando el ajuar lo forman las pavesas
cuando es nuestro tesoro la ceniza.
Seco bordón,
de canto monocorde y único dibujo
mi lápiz, con esmero de orate,
va trazando sus lágrimas.
En el patio
atestado de hierba
la sombra se acicala.
Pasó el turno del oro:
a tajo cae la noche
con silbos de cuchilla.
lunes, 29 de noviembre de 2010
miércoles, 10 de noviembre de 2010
Vino.-
La barca
en la justa mitad de mi laguna
barrido está el paisaje, el horizonte todo.
Del salón el centro
al ángulo
escribo en éste libro terco
mis minúsculos dolores de hombre grande.
De vino el canto seca el jarro
mudísimo
reloj. Anoto la renuncia
que al paso nos desbasta.
Vida
dura roca.
Detrás del cuadro
los niños desarrollan su problema sencillo,
los juegos y las risas poblando lo perenne.
Ya sin tiempo de comer
de sobra me abunda el alimento.
El hambre, antaño mi aliada,
persiste.
en la justa mitad de mi laguna
barrido está el paisaje, el horizonte todo.
Del salón el centro
al ángulo
escribo en éste libro terco
mis minúsculos dolores de hombre grande.
De vino el canto seca el jarro
mudísimo
reloj. Anoto la renuncia
que al paso nos desbasta.
Vida
dura roca.
Detrás del cuadro
los niños desarrollan su problema sencillo,
los juegos y las risas poblando lo perenne.
Ya sin tiempo de comer
de sobra me abunda el alimento.
El hambre, antaño mi aliada,
persiste.
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