Ayer fue el día imposible,
cuando el astro de la noche perdió su diente grande,
diente fuerte, caro a la semilla,
aullador, brillante,
tan querido por cuenta, peso amigo,
hermano como el hacha, como el sangriento palo, y buen jinete.
Así es que veis mi suerte, la de hoy, echada,
y mi sudor en peso.
Que se ha quedado
aquella niña loba con el vientre
tendido a la llovizna;
allí, en el suelo,
el saco rotundo de sus gibas, el del vino,
y me deshago en sacar gatos del agua,
por no quedarme sin bruma que guardar,
sin nada que coserme al forro del abrigo.
Con todos estos pelos, y con la muerte al fondo
albando de terror,
he de lograr armarme una melena.
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2 comentarios:
Hola!!
Pero qe bien escribes!!
Puedes visitar mi blog?
http://myalmostend.blogspot.com/
No te tomara mucho tiempo ay que recien lo empece
Voy para allá, Daniela.
Abrazo.
f.-
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