Si de la barra mineral camino
con el huso de hilar, por abrigar a mi babieca,
al azur marinero he de correr mirando,
y que el perro monosabio
detrás nos ladre.
Que le pone boca al miedo
está pintando aquella blanca miga
de fatal desenlace
y que me abre el terrón, con su escalpelo
y me ofrece la baya roja y amarilla
del sabroso veneno:
aquella paz tan sonada en mil batallas
Su caliente tentación
pisa de cerca:
en mala hora anduve hilando
cronopios pequeñitos
Así, es mi deseo
de que el perro monocorde parta
sin dar alivio
a mis eternas ganas de contar
que hoy es hoy cuando la dicha de sol calienta el plato
y ríos del deshielo
desaguan en mi boca
Vete entonces noramala, caricia de la muerte
será que guardes hoy, para más tarde
la goma de borrar.
Que han de venir pronto los años sin verano
cuando febril te busque
por que cierren mi boca
tus músculos de barro
y para entonces querré tu tibio abrigo:
y podrás tener en mí toda tu parte.
Y que la luna, con su lindo cromo,
detrás nos ladre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario