Él ha sido
caza,
la
mies entre las piedras,
el derramado.
Él escarba entre la turba
un blanco pozo,
un asilo en luz,
un nicho.
Él
fue podando su sombra
de grama y de
follaje.
En espera del sino
está aún
con vida.
Y a tiempo llegó al claro,
frente a sí el agua,
páramo verde
celebrando,
de canción
en suerte.
Aún no lo ha visto.