Dadme de la miel, de la cosecha, del grano,
del plácido pasar del vino a las ciruelas.
del plácido pasar del vino a las ciruelas.
Dadme de los limbos, del sabor, del tallo,
de aquellos acentos de amor y dentellada.
Que el tiempo se me viene,
sin cabo en donde atar se vuelca el perro.
Perfila del aire tirando de mi nido,
oigo sus silbos allende la solana.
Nada hay que hacer, la suerte está dispuesta:
voy a partirme a muerte y sin remedio.
Queden aquí estos broches por el aire,
el sol en su lugar, el miedo, el agua...
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