miércoles, 18 de junio de 2008

No era Alejandro.-

Traza la luna mi historia equivocada
labor contra las cuerdas, roca de precipicio.

Áspero es el aire que abrasa en la garganta
un viento de rogar, de soplo mortecino.

En el tiempo preciso en que gritan los manteles
en días de contar los muertos con los dedos.

Es ingente la labor que tengo por delante
tremenda la tarea en que presto desempeño.

La batalla desecó mi insana fuerza;
en pie quedan los muros, mal que pese a mi hueste.

Ese inhóspito trote del cántaro a la silla,
del fiero combatir al buen cuidado.

Fue inútil todo el brío, en vano la matanza,
el mundo quedó incólume, sin rastros de mi paso.

Cerrando ya el armero, espero el buen reposo,
y a baldes con la sangre, caricias al buen perro…

2 comentarios:

Unknown dijo...

esta criatura salió redonda,
como fruta madura

muy buen poema

saludos

federico ruibal dijo...

Caramba, perdona el retraso en la respuesta, fabricarla. Espero gustaras del paso. Federico.

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