sábado, 26 de enero de 2008

Esperanza.-

Carga la furia del mar contra las rocas
espumas por corona, y de la fuerza el grito.

Del peso y del empuje, al paso de los años
acabará en el valle aquel mugir tonante.

Ese paso que busco
tal vez no ha de quedar jamás abierto.

Es un libro hermoso en el que nadie escribe
ni lee mirada alguna.

La multitud en pie, rugiente mansedumbre,
supura buen soldado venido a la abundancia.

Con mano de marea afila su cuchillo
por si la oración no sirve.

Esa república de paz con la que sueño
no va a ser de éste mundo.

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