sábado, 26 de enero de 2008
Esperanza.-
Carga la furia del mar contra las rocas
espumas por corona, y de la fuerza el grito.
Del peso y del empuje, al paso de los años
acabará en el valle aquel mugir tonante.
Ese paso que busco
tal vez no ha de quedar jamás abierto.
Es un libro hermoso en el que nadie escribe
ni lee mirada alguna.
La multitud en pie, rugiente mansedumbre,
supura buen soldado venido a la abundancia.
Con mano de marea afila su cuchillo
por si la oración no sirve.
Esa república de paz con la que sueño
no va a ser de éste mundo.
espumas por corona, y de la fuerza el grito.
Del peso y del empuje, al paso de los años
acabará en el valle aquel mugir tonante.
Ese paso que busco
tal vez no ha de quedar jamás abierto.
Es un libro hermoso en el que nadie escribe
ni lee mirada alguna.
La multitud en pie, rugiente mansedumbre,
supura buen soldado venido a la abundancia.
Con mano de marea afila su cuchillo
por si la oración no sirve.
Esa república de paz con la que sueño
no va a ser de éste mundo.
domingo, 13 de enero de 2008
Se confirmó aquel brío.-
Se confirmó aquel brío, el medio
con que sorbo los pasos de la calle
mi incierto gavilán, con el que ojeo
las tersas flores, las briznas de metal,
los tórridos ocasos que blando en alimento.
Y qué queréis, si elegí ser gamo
lanza que aguarda ser polvo en astillero
serena, por cortar, caldero, bruma
de algún imaginario agosto en que maduro
del barro en estos versos, en paz con el abrigo,
hacia aquella esperanza irremediable
que vuela con el viento, con el aroma
del sol que nos cerca, y nos impele
tal vez, hasta la vera
de algún remoto ser que, en la distancia
más allá de esta muerte, nos leyere.
-----------------------------------------------
Adiós, desconocido amigo,
Ángel González...
con que sorbo los pasos de la calle
mi incierto gavilán, con el que ojeo
las tersas flores, las briznas de metal,
los tórridos ocasos que blando en alimento.
Y qué queréis, si elegí ser gamo
lanza que aguarda ser polvo en astillero
serena, por cortar, caldero, bruma
de algún imaginario agosto en que maduro
del barro en estos versos, en paz con el abrigo,
hacia aquella esperanza irremediable
que vuela con el viento, con el aroma
del sol que nos cerca, y nos impele
tal vez, hasta la vera
de algún remoto ser que, en la distancia
más allá de esta muerte, nos leyere.
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Adiós, desconocido amigo,
Ángel González...
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