lunes, 29 de octubre de 2007
Ha sido.-
pusiste mis pecados por sombrero.
Viene la sed a mí, tientan la cita
las lluvias sobre el mar, es hoy domingo.
Flores de novia, brida a mi noche antigua,
briznas de luz a mi talón de ciego.
Desvístete, corriendo, date prisa,
que el corvo alfanje está cortando ya
la brisa que nos barre en su ternura.
Tumbé al alfange, ved; junto a la vaina.
Mirad como boquea, el desdichado.
Orla el desdén, lavado ya, en mi brazo
la muerte por adorno bien que cuelga.
Y dejo el campo, calado de derrota
y a báculo de Dios, efímero imposible
aquel afán que fui. Ya no me importa.
lunes, 22 de octubre de 2007
Paloma.-
ámbito de las alas
volar sin dueño.
La luna
contra el charol del patio
vierte veneno.
Es por la rosa
en cuyo envés quedara yo dormido.
Es esa rosa,
aquella paz de espinas
con la que sueño.
domingo, 14 de octubre de 2007
Lápiz.-
vaso de cuero
dos nubes
un solo camastro
el cuenco.
un gorrión sordo bate
alguna que otra vez contra el cristal.
la vida
el vino
la barbarie
han estado siempre
fuera.
domingo, 7 de octubre de 2007
A filo.-
Llevo el peso de mi tigre abrochado a la noche
matarife inocente recortándome el vino
que amable me devora amadas luminarias
poblándome en sus dientes nacarados
el oscuro.
Es su calma, digo,
el tigre
todo el barro violento
de la paz nueva que clama en advertencia,
sangre sobre la nieve,
luz gacha.
Así, en la noche,
me siento de sus fauces inmersas de animal
y baldeo mi pánico con cantos melodiosos
quedando, de esa burla, contándome la boca,
borracho de su número, agitado, tranquilo.
Con ello, confío haber logrado
en aquellos momentos robados a la piel
anaquelar el brillo, capturar los afeites,
los giros de justicia de los que el caos se nutre.
Miradlo. Ya me ruge. Hoy toca hacer llanura
de nuevo está esa boca en boca de mis faldas
nacarando la senda que trazan sus colmillos.
El tigre
tiene la noche hoy lejos
por poner mi boca en cruz
el alba en amenaza.
Doblo mi cordobán, y espero
al cazador, al vino
violento de la noche, a la música
opaca de mis balas.
Esta noche ha de llover
a filo.
A Jose Luís J. Villena, in memoriam.-