Con gesto grave solemne, guardo el fuego,
en el año tremendo sin hogar ni gato
navegando las olas por venir,
bogando como puedo la brisa con los pies
y a la perra carraca de las horas
habremos de calmar, por que se pare
que no acabe todavía este buen juego
de alinear las nubes por poniente
la paz es cosa hecha, retomo ya el paseo,
cogido firmemente de su brazo.
porque de nuevo hago mío aquel deleite
de la cíclica magia de las flores
y un buen sol que me abrigue sobre el cenit,
y gel al pelo.