sábado, 28 de febrero de 2009

Nada.-

Vuelve el aura con el sol;
la mesa, la ventana,
el viejo cesto
donde esconde mi perro calcetines,
ese cajón que nunca cerró bien.

Y saludo a la nada, la muerta que me ronda,
y me vive y me calienta,
me refresca, y me ilumina;
de ella soy
ojos,
sed, labios deshechos,
por besar, en otros dos iguales,
la misma nada mía.

Así, será consuelo
el obligado baile:
al cabo de las horas
volver
al polvo, ser
perros, mesa, pared,
cajón,ventanas,  boca, calcetines.
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