Sobre mi cana llave pesa el cuervo
pesa la comba de las doce puertas.
Habrá pesado también la insana sombra
que el torreón fusila contra el muro.
Así viví hasta hoy. Lejos el aire,
en la sombría vaciedad del tímido.
Ya se me llega la aurora de las cifras
y la mesa de matar, la de las vueltas.
Recogeré, del turbulento barro,
lo que dejara en el telar mi angustia.
Tendido parque de muertas mariposas,
es mi vida de papel, botella al mar.
Porque pudiera aprovechar a quien leyere
esta amarga desazón de hombre vencido.