domingo, 28 de enero de 2007

Canto.-

Yo soy aquel que labra en tierra no propicia
el que habla a las semillas que dieron en la piedra
y bendice en luz, para la paz, a los oscuros
el que dará su ánima a beber a los ahogados.
Soy ese médico que busca la paz para las ramas
cansadas de ceder su fresca a los extraños,
y me desvivo por abrir
con mi pequeño rejo, la amplia tierra,
asilando a los muertos,
y regando sus túmulos, con frecuencia sombríos,
con el agua cansada
de mi llanto.
A mi paz, en embozo,
reposen las miríadas de la bondad caída,
que encuentren, de mis labios,
la sombra en que vivieron tornada en luminaria
de versos en su abrazo.
Labremos,
y que esta luz que surja
demuestre que vivir en pérdida y justicia
no va a ser, no puede ser, jamás, en vano.
Porque de pie quedamos
hombres,
pechos de hierro para labrar palabras
y a bosque la amplia siembra, y para paz el beso…

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