miércoles, 20 de mayo de 2009
lunes, 18 de mayo de 2009
Madre.-
Llueve a esta mesa sin beso tu madera
casi sin abrigo, casi sin lluvia
en la piedra del pecho, y con la afrenta
de saberte a viento, con dios, de noche acometida,
y bajo ese sol de escolta soportar tu ausencia
durante estos tantos, largos, blandos años.
Y que me ha ido bien, mamá, en la terca del hambre,
en la cava el huerto, en la comida,
en el runrún alegre del corro de los niños,
o en laca que blanquea las faltas de mi pelo.
Es el cuadro que pinto. Hoy, que llueve
agua de aquel verano vestido de asesino,
y salen broma, el lazo de la sangre, el coche, el saco
el barro, el perro que te quiso,
los burros de tu caldo, el hueso con cuchara.
Y estás tú, madre que lloro, que tanto me quisiste,
debajo del manzano, llamándome a los gritos.
casi sin abrigo, casi sin lluvia
en la piedra del pecho, y con la afrenta
de saberte a viento, con dios, de noche acometida,
y bajo ese sol de escolta soportar tu ausencia
durante estos tantos, largos, blandos años.
Y que me ha ido bien, mamá, en la terca del hambre,
en la cava el huerto, en la comida,
en el runrún alegre del corro de los niños,
o en laca que blanquea las faltas de mi pelo.
Es el cuadro que pinto. Hoy, que llueve
agua de aquel verano vestido de asesino,
y salen broma, el lazo de la sangre, el coche, el saco
el barro, el perro que te quiso,
los burros de tu caldo, el hueso con cuchara.
Y estás tú, madre que lloro, que tanto me quisiste,
debajo del manzano, llamándome a los gritos.
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